El tesoro de los pobres

El tesoro de los pobres está por todos lados
porque cualquier cosa es mejor que nada.

El tesoro de los pobres flota inerte en el tiempo,
es eterno y es fugaz,
es que el tiempo siempre es hoy.

Ahí está el tesoro de los pobres,
a la vista de todos,
esperando ser descubierto en cada esquina,
arrojado a las calles, en cualquier contenedor.

El tesoro de los pobres florece cada año entre los árboles, 
madura paciente en las veredas.
Se ríe de la prisa de los autos, de la indiferencia cotidiana.
Cobra forma de mora o de almendra, de níspero o de nuez.
Pocos saben encontrarlo, 
no todos lo pueden ver.

Espera que llegue el verano
bajo las aguas de las canteras,
de las acequias,
de los lagos de los parques
para aliviarlos del Sol.

El tesoro de los pobres fluye como el agua,
está en todas partes.
Es perpetuo, infinito, inagotable.

Mas pobres serán los ciegos, los que no lo pueden ver.
Los que viven cansados de querer encontrar el suyo.



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